Estudios recientes de la NASA, realizados por científicos de la misión Cassini, han demostrado que el anillo B de Saturno (uno de los más brillantes y opacos que rodean dicho planeta) contiene la misma masa, tanto en las zonas más opacas, como en las más transparentes. Esto desmiente la teoría de que la cantidad de materia que compone las zonas más diáfanas es menor que la de las más opacas.
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El procedimiento seguido ha consistido en la medida de la masa del centro casi opaco del anillo a través de una técnica especial (analizando unas ondas de densidad creadas por la gravedad que ejercen las lunas de Saturno y el propio planeta sobre las partículas del anillo).
Con todo ello podemos llegar a la conclusión de que las apariencias engañan, y que poco a poco el desarrollo de la ciencia permitirá dar explicación a aquello de lo que hasta ahora solo teníamos intuición.
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