Un nuevo trabajo publicado en eLife, liderado por Jordi Casanova y Sofía J. Araújo, ambos investigadores del Instituto de Investigación Biomédica (IRB Barcelona) y del Instituto de Biología Molecular de Barcelona (IBMB-CSIC), en España, describe un mecanismo de comunicación entre células que permite organizar la matriz extracelular, y cómo esta estructura afecta a las células por un proceso de retroalimentación o feedback.
El contexto biológico donde se encuentran las células no solo modifica su conducta, sino también su estructura interior. Cuando modificamos sólo la matriz extracelular, el citoesqueleto de la célula se ve igualmente alterado.
"Primero los filamentos de actina, un componente muy importante del esqueleto celular, hacen de molde para que se deposite la quitina de la matriz. Después la propia matriz estabiliza el citoesqueleto de la célula manteniendo a la actina en su sitio". Los científicos proponen a Src42A como uno de los actores principales de este sistema, una proteína de la familia de las cinasas que regula la estructura de los filamentos de actina.
Imagen del tubo traqueal larvario principal, en blanco la matriz extracelular de quitina y en rojo las uniones célula-célula. Foto: IRB Barcelona
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Casanova cree que el trabajo explica uno de los muchos mecanismos que permite la comunicación entre la matriz extracelular y las células. "Cómo las células se comunican está muy conservado evolutivamente: seguro que se descubrirá este proceso en otros organismos. En nuestro laboratorio queremos averiguar cómo esta comunicación permite a las células coordinarse para formar tejidos ".
La interacción entre la célula y su matriz extracelular también es muy importante en procesos inflamatorios o cancerosos. "Las células tumorales a menudo se aprovechan de fenómenos existentes, como el que hemos descrito, para hacer fechorías. Desentrañar estos mecanismos nos puede ofrecer herramientas nuevas para entender procesos patológicos", concluye Casanova.
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