Javier Robledano
Hace un millón y medio de años, una estrella mucho mayor que nuestro Sol estalló produciendo una supernova tan cerca del Sistema Solar que parte del material expulsado en la explosión llegó hasta nuestro planeta y se depositó en su superficie. ¿Cómo hemos legado a saber esto? La respuesta está en el hierro-60.
En las profundidades del océano Pacífico se ha detectado hierro-60, un isótopo radiactivo que no se produce de forma natural en la Tierra. Su presencia en nuestro planeta sólo puede explicarse admitiendo que ha llegado del espacio procedente de los estallidos de una serie de supernovas tan cercanas a la Tierra que pudieron llegar a ser visibles incuso de día con un brillo similar al de la Luna.
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Es muy posible que estos estallidos de supernovas tan cercanos al Sistema solar hicieran que la Tierra experimentara un mayor bombardeo de rayos cósmicos, sin embargo la radiación no fue tan intensa como para causar un daño biológico directo o desencadenar extinciones en masa.
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